martes, 30 de abril de 2019

Saúl y Saulo

Es de interés lo que pude percibir de mi lectura bíblica en estos días. Mientras terminaba de leer las cartas de Pablo a sus "siete congregaciones" (Galacia, Tesalónica, Corinto, Roma, Éfeso, Filipos y Colosas), vi que él siempre dio énfasis a la bondad inmerecida que Yehóvah le dio, aunque había sido un perseguidor insolente y blasfemo de la congregación cristiana.

Y aquí viene un paralelismo importante. Buscaba una respuesta, y creo que el Espíritu me la dio. Resulta que Saulo (que es lo mismo que Saúl en hebreo) actuó como el rey Saúl para con David. Y David representó a la congregación cristiana, la cual se enfrentó con dos bestias alguna vez: (1) el león angloamericano y (2) el oso ruso, para, finalmente, enfrentarse a Goliat, la Bestia de Apocalipsis 13.

Saúl era de la tribu de Benjamín, y tuvo el rechazo completo de Yehóvah por su odio asesino contra David. En cierto sentido, la persecución de este enemigo de la verdad fue como una cacería sin piedad, persistente. Y Saulo, que también era de la tribu de Benjamín, también hizo lo mismo, pues con violencia sacaba a rastras a los cristianos para que se volvieran al judaísmo, con brutal oposición.

En ese sentido, se magnifica la bondad inmerecida de Yehóvah, porque Saulo no iba a cambiar de rumbo jamás, a no ser por la intervención de Dios. De hecho, fue Yehóvah quien decidió escogerlo. Es por ello que Pablo siempre declaró con humildad que él no merecía ser salvo, ni siquiera contarse entre los apóstoles. Fue un milagro de Dios que un Saúl se convirtiese en un apóstol de Yeshúa.

Hoy, por lo tanto, hemos de darle gracias a Yehóvah, porque parece que la clase Benjamín que ha de nacer, o que ya nació, está compuesta de personas que tuvieron que haberse arrepentido de muchas cosas, de haberse opuesto con severidad a la clase David, es decir, los cristianos de estos días.

Benjamín, pues, se presenta como la última tribu de los 144.000 del Israel espiritual, y posiblemente su existencia se deba a una especial manifestación de la bondad inmerecida de Yehóvah. Él fue quien decidió darle a esta clase una existencia, y ahora a la clase David le corresponde mostrarle amor leal. Porque así reaccionó David para con Saúl y sus descendientes. Les mostró amor leal, a pesar de haber sufrido por causa de este rey ungido de Yehóvah.

La reflexión de ello es que nunca debemos poner a un lado la bondad inmerecida de Dios, porque no merecemos, ninguno de nosotros, el ser salvados de la ira que viene. Y, sin embargo, aquí estamos, viendo conocimientos de la Palabra de Yehóvah que, al final de cuentas, nos conducen al camino de la verdad. Quizás, en nuestro error, Yehóvah nos esté mirando con la esperanza de que dejemos de ir en contra de David, si es que no nos hemos dado cuenta.

Bueno, vale la reflexión. No es que yo esté persiguiendo a la congregación, a menos que decir algunas cosas diferentes sea tomado como persecución, sino que siempre estaré deseoso de que se entienda mejor la verdad acerca de la Cronología, los dramas simbólicos, los paralelismos y el sentido original de las profecías acerca del Día de Yehóvah.

En último caso, si yo llegase a ser de la clase Benjamín, porque habría que estar implicado en el cumplimiento para percibir eso, tendría sentido para mí, porque no me considero un cristiano completo, con todos los errores que manejo. Sólo reflexiono para mí mismo. Si Yehóvah perdonó al peor de los enemigos de su pueblo y lo convirtió en un vaso escogido como apóstol, quizás, de alguna manera, me esté permitiendo dar a conocer algunas cosas que son correctas para bien de muchos...

Eso es una idea, nada más. Quizás nada de esto sea como yo lo percibo. Lo tomaré en cuenta y lo observaré en mi corazón. Puede que sea la antesala de un cambio grande que se viene.

El fin está cerca. No pasemos por alto las señales.

2 comentarios:

PauLant dijo...

(n_n)

DE dijo...

Abib, estás en STGO? Te he contactado al celular, pero no contestas. (He tenido problemas varios)

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