El Mesías viene. El tiempo se acaba.

En los estudios que estuve realizando durante años, llegué a la conclusión siguiente: El Mesías tenía que efectuar una obra especial tres veces, al culminar un período de 2520 años, es decir, SIETE TIEMPOS de 360 años. Estas "venidas" tenían que ver con la consolidación de la existencia de su pueblo, en etapas.

La primera venida ocurrió cuando el Príncipe del ejército de YeHoWaH se presentó delante de Josué, el sucesor de Moisés, al tiempo de empezar la conquista de la Tierra Prometida (el oeste detrás del río Jordán). Esto sucedió SIETE TIEMPOS después de la expulsión de Adán del Jardín de Edén. Este período comenzó entre 3996-3993 aEC y concluyó entre 1476-1473 aEC. [La precisión será establecida cuando ocurran los eventos finales.]

La obra de este Príncipe, que es Miguel el Arcángel, es decir, el Hijo principal de YeHoWaH, era terminar con la maldición sobre la tierra que empezó al ser expulsado Adán de ella. Ahora, Israel, como representación colectiva de Adán, tuvo acceso a la Tierra Prometida, cuya entrada era el río Jordán. Al colocar a Israel en la Tierra Prometida, la nación alcanzó su existencia plena, quedando plenamente establecida la existencia del pueblo de YeHoWaH. Los hijos simbólicos de las sirvientas Bilhá y Zilpá habían nacido.

La segunda venida ocurrió cuando Yeshúa vino en la carne, para ser sumo sacerdote y sacrificio a favor de la humanidad. Esto tuvo lugar unos SIETE TIEMPOS después que el Dios restringió su espíritu para con la humanidad, un momento que tuvo lugar unos 120 años antes del Diluvio. Este período comenzó entre 2491-2488 aEC, y culminó entre 30-33 EC. El resultado de esta obra fue el nacimiento de un nuevo Israel, compuesto de judíos y no judíos. La selección de este nuevo Israel haría posible un sacerdocio de reyes que gobernarían con el Mesías por mil años en un futuro muy cercano. Estos cristianos o "mesiánicos" fueron los hijos simbólicos de Lea.

Visto desde otro ángulo, el final de la restricción del espíritu llegó a ser la apertura del acceso al árbol de la vida, el medio para que la humanidad pudiese llegar a la vida eterna. Esto se logrará gracias a la obra sacerdotal de Yeshúa y sus 144.000 sacerdotes escogidos del nuevo Israel.

La tercera venida ocurrió cuando el Mesías regresa para consolidar la formación de los hijos simbólicos de Raquel, es decir, José y, por último, Benjamín. Esta venida, según se ve, tiene una ventana de tiempo de 100 años de separación generacional. Así como hubo 100 años entre Abrahán e Isaac, y 100 años entre los hijos de Noé y el Diluvio, también aquí. Unos SIETE TIEMPOS después de comenzar los juicios contra Judá y la casa de David, representantes del trono de YeHoWaH (609-603 aEC), lo que nos lleva al tiempo de la concepción de los cristianos de tiempos modernos, los JW.ORG (entre 1912-1918 EC). La obra de estos cristianos comenzó en el verano-otoño de 1919 EC.

Estos 100 años terminan con el final del sellado de los 144.000 esclavos del Dios, los restantes del nuevo Israel, los cuales son personas que el Dios mismo selecciona desde las naciones. Ese evento debe de haber culminado ya, o puede que esté por culminar. Actualmente vivimos en una fase de transición, un umbral, que culmina con la calamidad que fue anunciada por las primeras seis trompetas. Las séptima trompeta anuncia que el Reino del Mesías es una realidad plena.

EL FINAL

Hace SIETE TIEMPOS SOLARES cayó Babilonia. Esto es casi 2557 años. Al parecer, la forma de contarse el tiempo va de luna nueva a luna nueva. En consecuencia, es probable que este enorme período culmine con el día de la luna nueva del 2 de julio, día de eclipse total de sol en el sur de Sudamérica.

Estoy llegando a esa conclusión porque he visto que UN TIEMPO de 360 años va de luna nueva a luna nueva, es decir, contiene un número exacto de ciclos lunares. Hablamos de 131.500 días (4453 meses lunares bíblicos).

Así pues, es posible que los SIETE TIEMPOS SOLARES hayan comenzado a contarse desde la luna nueva posterior a la caída de Babilonia, en la segunda mitad de octubre de 539 aEC, cuando Ciro el Persa entró en la ciudad. Visto así, tendríamos que este enorme período termina con la luna nueva del 2 de julio de 2019. Poco después de esto, ocurrirá lo siguiente:

1) El Reino del Mesías tendrá autoridad plena en los cielos, pues habrán sido expulsados de él sus enemigos, el Dragón y sus mensajeros.

2) El Dragón será manifestado plenamente en la Tierra y empezará a causar "ayes" por un poco de tiempo. [¿Coincidirá esto con la supremacía mundial del "dragón rojo" de China?]

3) El Dragón le dará su autoridad a la Bestia que sale del mar, por 42 meses. Este instrumento gubernamental mundial será usado para hacerle la guerra a los restantes del nuevo Israel, los escogidos, quienes tendrán que dar testimonio por 1260 días en una condición de duelo. Esta Bestia tendrá el cuerpo del leopardo (la Unión Europea), los pies del oso (Rusia), la boca del león (Estados Unidos y Gran Bretaña) y los diez cuernos (la ONU).

Es posible, por lo tanto, que el período de 1335 días esté por comenzar. Se esperaba que esto tuviese lugar entre 2021 y 2022, pero la verdad, si tomamos en cuenta que no hay plena certeza sobre el año del sacrificio y resurrección de Yeshúa, 30 ó 33 EC, es mejor asumir que se viene pronto.

Recordemos que el Diluvio vino a los 100 años del nacimiento de los hijos de Noé, y eso ya es desde este año. Además, en unos días se completan los primeros 2300 días desde el fin del Modelo del Santuario, lo cual nos lleva a pensar que estamos justo en el tiempo de los cambios.

Es irónico que la obra de la presidencia de Donald Trump, que supuestamente protege los intereses de los Estados Unidos, esté favoreciendo la alianza de todo el mundo contra el sistema del dólar. Rusia y China pretenden, al tiempo de la reunión del G-20, consolidar una alianza que podría llegar a ser la Bestia si la Unión Europea y sus 27 miembros llega a ser parte de ella. Estemos atentos a lo que ha de ocurrir este fin de semana.

Mantengamos una actitud abierta al entendimiento, pues gracias a esta podremos discernir qué es lo que hay que hacer.

Julius Corvus